Todo elemento que sirve para inyectar algo se describe como inyector. Los expertos en Mecánica, por ejemplo, conocen con este nombre al dispositivo que, en motores de combustión interna, permite proporcionar la cantidad de combustible que se requiere para su funcionamiento.
Existen, de acuerdo a los expertos en el tema, dos grandes grupos en relación a este producto: uno es el de los inyectores abiertos (en los cuales la pulverización fina se logra con otros métodos, puede haber versiones de ellos con efecto estrangulador que generan una inyección previa) y el otro, el de los inyectores cerrados (también conocido como inyector de orificios, empleado en motores de inyección directa). Cabe destacar que, en los motores turbo inyección directa que poseen cámara de combustión en la cabeza del pistón compuesto por turbo hay inyectores piezo-eléctricos que se destacan por ser alrededor de diez veces más veloces que los convencionales.
En el motor turboeje conocido como Turbomeca Artouste, por señalar un caso a modo de referencia para aportar más datos de interés sobre el tema, había una cámara de combustión tipo anular inversa que, montado sobre un eje, poseía un inyector centrífugo.
Distinto a los señalados líneas arriba es el caso de los inyectores PoE pasivos, vinculados a la tecnología Power over Ethernet basada en la incorporación de una alimentación eléctrica a una infraestructura LAN de carácter estándar. En este caso, existen inyectores de tensión PoE preparados para 12, 18, 24 y 48 voltios.
Por último, hay que señalar que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales creó, por ejemplo, un inyector satelital.