Se define como insulina a la hormona polipeptídica que producen y secretan en el páncreas los islotes de Langerhans. Entre otras funciones, regula el nivel de glucosa presente en la sangre. Las personas que sufren diabetes, además, llevan adelante tratamientos con medicación a base de insulina.

Al investigar esta temática uno logra aprender que existe la insulina glargina, la insulina basal, la insulina aspártica, etc, cada una con sus particularidades.

La insulina sintética, según se advierte al informarse sobre las variedades existentes, se logra gracias a la Ingeniería Genética, aunque hay quienes al compararla con la insulina procedente de fuentes animales la encuentran menos eficaz. De todas maneras, hay que saber que hay un amplio abanico de inyecciones de insulina que se pueden aplicar para mantener un nivel adecuado de glucosa en sangre. Es posible diferenciar entre insulina de acción prolongada, insulina de acción intermedia, insulina de acción corta e insulina de acción rápida.

Por otra parte, el modo de inyectarla invita a distinguir entre insulinas endovenosas (reservadas para las de acción rápida que carecen de retardantes) e insulinas subcutáneas (cualquier clase de insulina). Asimismo, es importante saber que existen insulinas que tienen como retardante zinc y otras que incluyen otras proteínas.

Para evitar las inyecciones frecuentes, la ciencia busca desde hace mucho tiempo otras alternativas para facilitar la vida de los diabéticos. Así ha surgido entonces la insulina inhalada (que meses después de su lanzamiento fue retirada del mercado por no satisfacer las expectativas económicas del laboratorio que inició su comercialización), por describir un avance en relación a este tema.