La aplicación general del concepto de ingreso da cuenta de algo o alguien que entra o ingresa a algún lado o lugar (“El ingreso de proveedores es por la otra puerta”, “Voy a rendir un examen de ingreso para estudiar en una prestigiosa universidad”, “Todavía no ingreso al restaurante porque estoy esperando a un amigo”). Ya en contextos más específicos, se lo aprovecha para hacer alusión a las finanzas vinculadas a una cierta actividad productiva y al hecho de que alguien sea admitido en un empleo o corporación.

Si hacemos foco en los ingresos de carácter empresarial que surgen del ejercicio de una acción remunerada, podemos diferenciar entre ingresos del producto marginal (formado a partir de la contabilidad de un factor de producción), ingresos medios (un promedio calculado por cada unidad de producto que se vende, dividiendo el ingreso total por la cantidad total de unidades vendidas), ingresos marginales (generados por el incremento de la producción en unidades) e ingresos totales (suma lograda con la comercialización de servicios y/o productos).

Por otra parte, es posible distinguir entre ingresos ordinarios (los habituales y más comunes para un trabajador) e ingresos extraordinarios (surgidos en circunstancias especiales y excepcionales, razón por la cual son no habituales).

Los ingresos públicos, en tanto, son cantidades de dinero que recibe un Estado en concepto de impuestos, bienes que corresponden a una empresa pública, multas, etc. Es importante tener presente en relación a este tema que se los encuadra como ingresos tributarios si proceden de impuestos, mientras que los demás son ingresos no tributarios.