El concepto de inodoro, además de aprovecharse para describir cosas que carecen de olor, se utiliza para identificar al elemento sanitario que le permite a la gente hacer sus necesidades fisiológicas con comodidad e higiene.

Cada hogar, baño público y centro, local o institución donde circulan personas a diario (restaurantes, hospitales, clubes, etc) poseen diferentes clases de inodoros (también conocidos como retretes), en función del espacio, el presupuesto y el uso.

En líneas generales, es posible distinguir entre inodoros suspendidos (se fijan a la pared a una cierta altura del suelo, dejando espacio debajo del artefacto), inodoros pedestales (los más comunes) e inodoros a la turca (carecen de taza y se los suele definir como letrinas). Al buscar tecnología y sistemas asociados a estos sanitarios, aparecen como opciones a tener en cuenta los inodoros con mochila, los inodoros inteligentes con sensores y procesos automatizados que pueden controlarse por Bluetooth para que se levante o baje la tapa (entre otras acciones), los inodoros con bidet incorporado y los inodoros de doble descarga (con dos pulsadores), por señalar algunas posibilidades a modo de referencia.

En territorio japonés, por señalar un caso especial, conviven múltiples diseños y estilos de inodoros. Los tradicionales son las placas turcas o inodoros asiáticos, mayormente fabricados en porcelana o en acero inoxidable. En ellos el usuario no se sienta, sino que se agacha sobre una especie de canaleta instalada en el suelo: suelen ser utilizados en estaciones de transporte público, templos y escuelas. En los hogares japoneses, en cambio, son más empleados los inodoros tipo occidental.