Frente al concepto de gallina, los pensamientos o conversaciones pueden dirigirse hacia diferentes resultados, por eso es fundamental prestar atención al contexto de la charla o mensaje. La mayoría de la gente seguramente haga alusión a las aves que el ser humano cría para tener beneficios económicos a partir de la comercialización y explotación de estos animales muy valorados por la industria alimenticia.
Otros tal vez aprovechen para intentar resolver el dilema de si surgió primero el huevo o la gallina, mientras que un tercer grupo probablemente recuerde los usos artísticos de esta palabra, ya que hay un clásico del cancionero infantil bautizado como “La gallina Turuleca”, un cuadro creado por Francisco de Goya que se conoce como “La gallina ciega”, una fábula titulada “La gallina de los huevos de oro” y un cuento de terror que Horacio Quiroga presentó como “La gallina degollada”.
Como resulta evidente, la noción permite distinguir numerosas aplicaciones del término y abarca, por lo tanto, una gran cantidad de clasificaciones.
Si centramos la atención en las especies o variedades de gallina que desde tiempos remotos han poblado este planeta, podremos hallar como opciones a la gallina mapuche (propia del sur de Chile), a las razas españolas conocidas como gallina andaluza sureña, gallina ampurdanesa, gallina utrerana, gallina menorquina y gallina de Mos, a la gallina cuello desnudo (también definida como gallina piroca), a la gallina sussex y a la gallina criolla (surgida a partir de combinaciones de razas, generando una importante diversidad genética), por señalar algunas a modo de referencia.