A lo largo de nuestra existencia podemos ser testigos de una amplia variedad de fenómenos, entre los cuales aparecen con mucha asiduidad a nivel mundial los fenómenos atmosféricos.
Estos eventos o sucesos surgen de modo natural en la atmósfera como consecuencia de la interacción o influencia de elementos atmosféricos y/o climáticos. No todos estos acontecimientos poseen la misma frecuencia ni se desarrollan en cualquier rincón del mundo. Tampoco presentan un desarrollo idéntico ni consecuencias iguales: conocer cada uno, por lo tanto, nos permite tener una idea global sobre el tema.
Si pensamos en los fenómenos atmosféricos más recurrentes y fáciles de reconocer, sin dudas todos llegaremos a la misma conclusión: son el viento y la lluvia. Más específicos son la nieve y los huracanes, por enumerar dos a modo de referencia, porque no se registran en cualquier región.
De centrar la atención en los fenómenos atmosféricos de carácter eléctrico, en cambio, los rayos ganarán el protagonismo absoluto. Pueden darse casos de tormentas con rayos intra nubes, con rayos entre nubes y con rayos que van desde la nube hasta la superficie terrestre.
La intensidad del suceso y los daños que ocasione, por otra parte, permite hacer alusión a la categoría de fenómenos atmosféricos severos, donde aparecen los tornados, entre otros.
Distinto es el caso del siempre elogiado por su belleza arcoíris, un fenómeno atmosférico óptico en el cual se dejan apreciar los siete colores elementales a partir de la reflexión o refracción de la luz del sol en el agua de lluvia pulverizada.