Desde hace un tiempo, numerosos medios de comunicación del mundo apelan a los drones para captar imágenes aéreas de lugares o situaciones que, por alguna razón, desean mostrar desde todas las perspectivas. Estos dispositivos, aunque se han puesto de moda en los últimos años, tienen una larga historia y su uso no se limita a sobrevolar calles con fines periodísticos para exhibir lo que ocurre en ellas.

De acuerdo a la teoría, un dron consiste en un vehículo aéreo no tripulado (VANT) que puede tener un uso civil o bien aplicaciones dentro de un marco militar.

Existe una amplia variedad de equipos, tamaños, diseños, formatos y tecnologías al respecto. Algunos drones se controlan de forma remota (aunque hay quienes sostienen que, en realidad, no son drones sino simplemente aeronaves radiocontroladas) y otros funcionan con autonomía a partir de un plan de vuelo preprogramado lograo con un sistema de automatización dinámica.

Si nos centramos en sus aplicaciones militares, podremos identificar a los drones blancos (simulan ataques enemigos para confundir en los sistemas de defensa), a los drones de logística (para transportar carga), a los drones de combate (reservados para misiones de gran peligro), a los drones de reconocimiento (para enviar datos de interés militar) y a los drones de desarrollo e investigación (para investigar y realizar pruebas).

Su uso civil, en cambio, lleva a quienes adquieren un dron a aprovecharlo para su actividad periodística y hasta con fines de entretenimiento, aunque hay que ser responsable en el uso de estos dispositivos y tomar medidas de seguridad para evitar accidentes y reacciones no deseadas a partir del funcionamiento de estos equipos.