El uso de ordenadores y dispositivos tecnológicos con acceso a Internet facilita numerosas tareas y agiliza procesos pero es necesario tomar recaudos para que navegar por la Web y conservar información en los equipos sea seguro. Si no se toman medidas de protección, cualquier mente malintencionada puede, con los conocimientos y medios adecuados, vulnerar el sistema y realizar un ataque informático con múltiples consecuencias, algunas más graves y dañinas que otras.
Se entiende por ataque informático al accionar malicioso que alguien realiza para dominar, desestabilizar o destruir una red o un equipo. En este marco, lamentablemente, las modalidades son muchas.
Hay veces, por ejemplo, en las cuales se producen ataques de denegación de servicios. Cuando esto sucede, el legítimo usuario de un sistema o recurso no puede acceder a ellos. Entre otros problemas, estos ataques dejan sin efecto a la conectividad de la red por una sobrecarga de recursos que saturan al ancho de banda. Algo similar ocurre con los ataques distribuidos de denegación de servicio.
Un ataque informático Man-In-The-Middle, en cambio, deja al atacante con la posibilidad de violar la privacidad de dos usuarios o equipos ya que puede leer, agregar o cambiar mensajes entre las partes involucradas sin que nadie esté al tanto de este ataque del cual son víctimas.
Se han advertido, asimismo, ataques de REPLAY (acción que hace lenta o repetida una transmisión legítima de datos), ataques de día cero (se adelanta a eventuales parches para evitar ataques y daña antes de que esto suceda) y ataques por fuerza bruta (rastra claves o contraseñas hasta hallar las combinaciones adecuadas), razón por la cual es importante asesorarse e implementar medidas de seguridad (como el de tener los antivirus actualizados, por ejemplo) para estar lo más seguros posible frente al uso de un ordenador.