Hace muchos años, un diseñador, arquitecto y escultor de origen húngaro llamado Erno Rubik desarrolló un rompecabezas tridimensional de funcionamiento mecánico que lleva décadas entreteniendo a personas de diversas nacionalidades y generaciones. Se lo conoce con el nombre de Cubo de Rubik, aunque también hay quienes lo han bautizado, simplemente, como “cubo mágico”.

Este juego que, según se animan a arriesgar algunos, es el más comercializado del mundo, posee numerosas variantes, formatos, tamaños y presentaciones pero siempre ofrece el mismo desafío: lograr con movimientos precisos, y en el menor tiempo posible, que todas las caras del cubo tengan un color único que las identifique.

A lo largo de la Historia, el cubo Rubik se ha modernizado y ha dado origen a múltiples creaciones, como ha sucedido por ejemplo con el rompecabezas Piraminx, que adopta el espíritu del cubo Rubik original pero con forma de pirámide. Más allá de que hoy en día se puedan encontrar cubos Rubik virtuales para armar de forma online, todavía hay quienes prefieren tener el juego de manera física, para girarlo con sus propias manos. Claro que también existen fanáticos que ponen a prueba sus habilidades con cubos Rubik gigantes como el diseñado en Hong Kong, con más de mil coloridas piezas para ordenar.

Entre todos los lanzamientos que han renovado el interés por el cubo de Rubik adquiere especial relevancia la versión en braille, que permite que este juego de ingenio pueda ser resuelto por personas invidentes. Para los amantes de la tecnología, el modelo Rubik TouchCube resulta ideal ya que propone resolver el desafío de manera táctil y con luces que le aportan un detalle original.