Sin ser expertos en electricidad, podemos reconocer a la corriente eléctrica como la cantidad de electricidad que avanza por conductos para hacer posible el funcionamiento y la carga de diferentes aparatos.
Para aportar precisiones y ofrecer información útil sobre el tema, en esta oportunidad detallaremos distintas clases de corrientes eléctricas, cuya intensidad se mide a través del galvanómetro, un instrumento que al ser calibrado en amperios recibe la denominación de amperímetro.
Se dice, por ejemplo, que una corriente eléctrica es alterna cuando de manera periódica y con una cierta frecuencia invierte la dirección de su movimiento. La corriente eléctrica es continua, en cambio, cuando conserva su orientación: esta variedad se ha popularizado, por señalar un caso concreto, a partir del sistema de paneles solares con células fotoeléctricas que ofrecen la posibilidad de aprovechar la energía proveniente del sol.
La corriente eléctrica trifásica, por su parte, identifica al conjunto conformado por tres corrientes alternas que poseen una amplitud, una frecuencia y un valor eficaz idénticos pero evidencian una diferencia de fase.
Distinto es el caso de las corrientes eléctricas monofásicas, que surgen a partir de un cable neutro y una corriente trifásica. Por facilitar una tensión de 230 voltios, esta modalidad es la más adecuada para las viviendas ya que permite el funcionamiento de gran parte de las luminarias y electrodomésticos comercializados en el mercado actual.
Cabe destacar que, cuando se produce una corriente eléctrica en un conductor y la densidad de carga de cada punto se conserva, se hace referencia a una corriente eléctrica estacionaria.