Los expertos en Química definen como catalizador a todo cuerpo que tiene la capacidad de originar una transformación catalítica. Si bien se trata de un concepto algo difícil de interpretar para quienes no dominan la temática, en los párrafos siguientes intentaremos ofrecer información útil con explicaciones sencillas para que todos puedan comprender estas cuestiones.
A grandes rasgos, es posible reconocer dos alternativas: los catalizadores positivos (capaces de incrementar la velocidad de una reacción) y los catalizadores negativos (también conocidos como inhibidores, son aquellos que bajan la velocidad).
Cuando están en una fase distinta respecto al reactivo, entonces se los identifica como catalizadores heterogéneos. Por lo general, se trata de sólidos que trabajan sobre sustratos en una mezcla que puede dar lugar a una reacción gaseosa o líquida. De acuerdo a quienes los utilizan con frecuencia y los conocen en detalle, estos catalizadores suelen estar diseminados en otro material que abarata su costo o potencia su eficacia.
Los catalizadores homogéneos, por su parte, se encuentran diluidos con los sustratos en un disolvente. Desde el punto de vista de los especialistas en Química Inorgánica, se trata de un recurso asociado a los catalizadores organometálicos.
En el campo de la electroquímica, en tanto, adquieren una gran importancia los electrocatalizadores, ya que gracias a ellos se puede perfeccionar la velocidad de las semirreacciones detectadas en la pila de combustible.
Más allá de estas categorías, es interesante tener en cuenta la existencia de los catalizadores o convertidores catalíticos, objetos que forman parte del motor de combustión interna alternativo. Se los utiliza tanto en motores de vehículos a gasolina como en motores diésel.