El calzado es un producto que admite múltiples creaciones y que satisface la necesidad de proteger los pies para caminar por diversas superficies sin riesgo a lastimarse. Se utiliza, además, por cuestiones estéticas y acorde a cada situación.
Los materiales, formatos, colores y tamaños son variables que influyen al momento de evaluar la calidad, la resistencia y el estilo de cada calzado. Según el presupuesto de cada persona y la utilidad que se le dará a la pieza, existirá un abanico de opciones más o menos amplio para tener en cuenta.
A grandes rasgos, podemos determinar sin necesidad de investigar demasiado el tema que hay dos grupos: uno de calzado formal (como los zapatos) y otro de calzado informal (donde aparecen, por ejemplo, las zapatillas). A partir de aquí, es posible clasificarlos en base a edades: calzado infantil (en talles pequeños para los niños), calzado juvenil (destinado a adolescentes, por número y diseño) y calzado para adultos.
Los zapatos, zapatillas y productos similares que se ajustan al estilo del uniforme de una institución educativa, por su parte, conforman el denominado calzado escolar, así como las sandalias, zapatos y alpargatas usadas por clérigos y demás religiosos integran el conjunto del calzado litúrgico.
Hay que tener en cuenta que también se fabrican calzados deportivos para satisfacer las necesidades de comodidad que requiere cada atleta en función de la actividad que desarrolle. En este sentido, aparecen como alternativas como el calzado para automovilismo, el calzado de ciclismo y el calzado para practicar fútbol, entre muchas otras posibilidades.