Hay oraciones en las cuales se advierte la existencia de palabras que tienen origen verbal pero no describen una acción ni son núcleos del predicado. Estas construcciones especiales, conocidas con el nombre de verboides, cumplen el rol de adjetivo, adverbio o sustantivo. Según los expertos en cuestiones lingüísticas, se trata de unas estructuras que tienen la particularidad de ser la presentación no personal y no conjugada de un verbo. Para que puedan conocer más sobre el tema y aprender a diferenciar a los verboides de los verbos, a continuación brindaremos datos útiles sobre el tema.
En primer lugar es importante saber que, en idioma español, pueden distinguirse diferentes tipos de verboides. En ocasiones, se apela al verboide infinitivo, donde no hay conjugación que permita distinguir a la persona, al tiempo ni al número. Por proponer ejemplos a modo de referencia: “En los buenos momentos se puede reir hasta llorar”, “No hay mejor plan que caminar descalzos por la playa y sentir la arena entre los pies”.
El verboide en condición de gerundio, por su parte, se destaca por poseer relevancia adverbial y es común que se lo complemente con verbos que describen modo y con distintas formas del verbo “estar”. Por citar algunos casos puntuales con intenciones orientativas: “Salió llorando del lugar”, “¡Estoy llegando!”, “No mereces estar viviendo este infierno”.
Una tercera opción es el verboide participio, que se destaca en una oración por tener rol de adjetivo. “Era amado por todos”, “Ya conocen mi fanatismo por acumular libros impresos”, “El tiempo vivido sirve de experiencia”, “Era un hombre temido hasta por su padre”.