Muchos productos, sistemas y hasta el cuerpo humano posee válvulas. Esta palabra que deriva de un vocablo latino tiene numerosas interpretaciones y aplicaciones: en los párrafos siguientes, podrán recordar o aprender qué clases de válvulas se pueden reconocer en cada contexto.

Si hacemos foco en la anatomía humana, por ejemplo, podremos conocer las particularidades de las válvulas del corazón. Estos pliegues se pueden diferenciar en dos grandes grupos y, dentro de ellos, individualizar otras de modo más específico. Las válvulas atrioventriculares, según los expertos en cuestiones cardiológicas, contemplan las posibilidades de las válvulas bicúspides y de las válvulas tricúspides. En el conjunto de las válvulas semilunares, en tanto, aparecen la válvula pulmonar y la válvula sigmoidea aórtica.

De analizar la noción desde el punto de vista de un mecanismo que se encarga de regular el flujo de un fluido, por otra parte, se hablará, entre otras alternativas, de válvulas de seguridad, también denominadas en ciertas ocasiones como válvulas de escape. Esta expresión, asimismo, describe un recurso que permite abstraerse o, de alguna manera, huir de una situación cotidiana o problema que agota, cansa o genera tensión.

Para tener un panorama más amplio e informativo, a estas referencias hay que sumarles la existencia de las válvulas termoiónicas y las válvulas industriales. Si ponemos el énfasis en estas categorías, entonces tendrán relevancia las alternativas de las válvulas rotatorias, las válvulas de retención, las válvulas multivías, las válvulas o llaves de paso, las válvulas hidráulicas, las válvulas de camisa y las válvulas de asiento, entre otras.