Se conoce como trombosis a un cuadro clínico caracterizado por el surgimiento de un coágulo dentro de un vaso sanguíneo. Se trata de una patología seria que requiere atención médica ya que, entre otros inconvenientes, puede generar un infarto agudo de miocardio.

Los profesionales de la salud, tras evaluar al paciente y analizar tanto su historia clínica como los resultados de los estudios más recientes, pueden encuadrar el problema en diferentes categorías. La localización, las consecuencias y el grado de oclusión que posean resultan clave para establecer la clasificación y determinar la gravedad del cuadro.

Se puede padecer, por ejemplo, una trombosis por precipitación si las plaquetas se desprenden y el corazón o una arteria produce un trombo. Se hablará de trombosis hialina, en cambio, frente a una reacción de capilares o vénulas tras el desprendimiento de fibrinas y plaquetas. Las venas, en tanto, son responsables de la aparición de una trombosis por coagulación.

Es posible reconocer por otra parte a la trombosis venosa profunda (que puede cursarse de modo asintomático o generar dolores, edemas, enrojecimiento de la zona afectada y venas dilatadas, entre otros síntomas), a la trombosis venosa superficial (también conocida como tromboflebitis superficial, un cuadro que se caracteriza por la inflamación de una vena provocada por un coágulo), trombosis arterial aguda, trombosis del seno cavernoso y a la trombosis de la vena renal (la cual provoca, entre otros daños, alteraciones de coagulación sanguínea y dificulta el proceso de drenaje de los riñones), por mencionar otras variedades de esta afección.