Si uno analiza el significado de la palabra territorio, no tardará en advertir que este concepto derivado del vocablo en latín territorĭum posee múltiples aplicaciones y se ramifica en numerosas categorías.
De tener una visión amplia, podemos en primer lugar marcar diferencias entre los territorios nacionales y los territorios internacionales (frente a los cuales entran en juego los límites geográficos y las jurisdicciones). Asimismo, hay territorios autónomos, territorios especiales (como aquellos que están en condominio, por mencionar un caso puntual), territorios dependientes e independientes, territorios urbanos, territorios rurales y territorios disputados por dos o más naciones.
Más allá de esta interpretación que presenta a la idea de territorio como sinónimo de superficie o tierra bajo diferentes condiciones, es interesante mencionar que hay áreas de la Biología y la Ecología donde se aprovecha la noción para identificar los lugares defendidos por ciertas especies de animales a través de sonidos, estímulos visuales y olores, entre otros recursos. Cuando un ser vivo defiende de algún modo su entorno (como ocurre con los gatos y los perros, por citar dos referencias), dicen los expertos, entra en la categoría de “animal territorial”.
A fin de ayudarlos a ampliar aún más sus conocimientos, a la información proporcionada en los párrafos anteriores añadiremos como ejemplos más clases de territorios, como aquellos que no están organizados (es decir, que no están controlados de manera adecuada por un gobierno), los territorios indígenas, los territorios marítimos, los territorios históricos, los territorios federales, los territorios ultramarinos, los territorios aduaneros, los territorios abandonados, los territorios libres y los territorios inexplorados, entre otros.