Varios son los significados y usos del concepto de sumisión, una palabra que tiene su origen en el latín submissĭo. En líneas generales, tal como se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se trata de una noción relacionada a los sometimientos y a las subordinaciones, pero existen además otras interpretaciones que vale la pena conocer o recordar.

En Derecho, por citar un caso puntual, se presenta como sumisión a la decisión de alguien de renunciar a su fuero y perder su domicilio para someterse a otra jurisdicción. En cambio, en las disciplinas deportivas de combate y en las artes marciales mixtas se habla de sumisión a la hora de describir una técnica basada en movimientos que inmovilizan al oponente y lo fuerzan a rendirse.

Por otra parte, puede existir sumisión en el plano íntimo, en el marco de una pareja que a la hora de cumplir sus fantasías se distribuye los roles para que uno domine (es decir, asuma una participación activa) y el otro se comporte como sumiso para cumplir las órdenes de su compañero/a. Distinto y muy peligroso es el tema de la sumisión química, denominación que identifica al acto de administrar a alguien sin su consentimiento una sustancia psicoactiva con el fin de concretar un delito como lo es, por ejemplo, una violación.

De buscar más aplicaciones de este término, aparecerá como alternativa el provecho artístico del vocablo. Al respecto, no se puede dejar de recordar que el cineasta holandés Theo van Gogh dirigió hace tiempo un cortometraje que, en español, se dio a conocer como “Sumisión”.