La idea de subsidio (palabra que deriva del vocablo en latín subsidĭum) se destina a la descripción de aquellas prestaciones de índole económica que el Estado cubre, a modo de asistencia a la comunidad, por un tiempo y bajo condiciones específicas. En ciertos países como el caso de Nicaragua, además, esta noción hace referencia a la cobertura que se le da a un trabajador frente a una enfermedad para que, aún sin trabajar de manera temporal, reciba dinero.

Se trata, de acuerdo a los expertos en Economía, de un concepto opuesto a la idea de impuesto ya que el subsidio es una herramienta que permite, de modo artificial, promover el consumo, reactivar el movimiento financiero y/o las producciones de bienes y servicios.

A nivel general, y en base a la observación de la realidad mundial, pueden reconocerse diferentes tipos de subsidios, entre los cuales aparecen los subsidios de desempleo, los subsidios a la oferta, los subsidios a la demanda, los subsidios directos (aquellos que a nivel estatal se abonan directamente para que los consumidores o usuarios reciban sus facturas con descuentos), los subsidios cruzados (algunos clientes, consumidores o usuarios pagan más para permitir que otros, con mayores necesidades que ellos, paguen menos) y los subsidios a la producción (como el caso del subsidio agrícola, por mencionar un ejemplo concreto).

En otras épocas, asimismo, era común hacer referencia a los subsidios eclesiásticos (denominación de un impuesto de la Monarquía Hispánica del periodo conocido como Antiguo Régimen que recaía en terrenos y propiedades de la Iglesia).