Se define como símbolo (palabra con origen en el vocablo latino simbŏlum, que a su vez deriva de un término griego) al signo, figura o alegoría que permite representar una idea, una realidad o un pensamiento.
Si uno se pone a recabar información sobre esta herramienta no tardará en reconocer la existencia de símbolos lingüísticos (clases de abreviaturas que ofrecen la posibilidad de mencionar, por ejemplo, un concepto técnico o de índole científica), símbolos algébricos (pensados para representar una cifra variable), símbolos religiosos (útiles para manifestar o expresar creencias en materia de fe), símbolos nacionales (como lo son la bandera y el himno de cada país, entre otros elementos) y símbolos astronómicos (signos que aluden a planetas, asteroides, etc).
Claro que, de profundizar al respecto, es posible obtener más precisiones en relación a los símbolos, un recurso o herramienta presente en los campos de la Lingüística, la Numismática, la Astronomía y la Religión, por mencionar algunas áreas donde aparecen con frecuencia.
Los símbolos de la Paz (como lo son, por ejemplo, las palomas y las banderas de color blanco y los círculos segmentados en cuatro partes de modo particular), los símbolos químicos (como H2O, Ag, Au, Cu), los símbolos de las monedas ($, €), los símbolos sexuales (expresión derivada de la expresión inglesa sex symbol que califica así a hombres y mujeres famosos que atraen físicamente a un gran número de personas), los símbolos musicales (como la clave de sol, las llaves, etc) y los símbolos nazis (siendo la esvástica su representación más popular) son otras demostraciones de qué es un símbolo y cómo puede ser aprovechado en cada contexto.