Una reacción puede desencadenarse en múltiples contextos y por diversas razones, pero en esta oportunidad sólo haremos referencia a las de carácter nuclear.

Estas reacciones que surgen en el marco de un proceso nuclear donde se combinan y se transforman tanto núcleos atómicos como partículas subatómicas pueden exhibir diferentes particularidades y dar lugar, en base a sus características, a distintas categorizaciones.

De acuerdo a quienes se especializan en el estudio de las reacciones nucleares, existen dos grandes grupos para clasificarlas. Uno es el de las reacciones endotérmicas y el otro, el de las reacciones exotérmicas.

Dentro del primero de los conjuntos mencionados en el párrafo anterior se incluyen a todas las reacciones químicas que absorben energía al generarse, mientras que en el segundo aparecen las reacciones termonucleares que, ya sea al liberar partículas o al generar radiaciones electromagnéticas, desprenden una cantidad importante de energía.

Asimismo, existe otro concepto que permite ampliar los conocimientos generales respecto a las reacciones nucleares y adquirir más precisiones en relación a esta cuestión. Se trata de la idea de reacción nuclear en cadena, una expresión que identifica a las reacciones que se mantienen a lo largo de un lapso temporal y que consisten en la fisión de un átomo por parte de un neutrón, un fenómeno que provoca la liberación de neutrones que, por su parte, generan nuevas fisiones que extienden el proceso y multiplican neutrones.

Otro punto a considerar al analizar las características de las reacciones nucleares es que no siempre se desarrollan de manera controlada: una bomba nuclear, por citar un caso concreto, es un claro ejemplo de una reacción nuclear descontrolada.