A nivel general puede apreciarse la existencia de muchas clases de poder, entre las cuales aparecen el poder adquisitivo, el poder espiritual, el poder absoluto, el poder constituyente y el poder fáctico. Esta facultad que se logra mediante diversas estrategias y bajo condiciones particulares que dependen del contexto donde entren en juego es fundamental, por ejemplo, si se quiere gobernar una nación. Hoy, como el título de este artículo lo adelanta, vamos a hacer referencia a ése tipo de poder.

De citar la definición de manual, podremos entender al poder político como resultado de las acciones que desempeñan aquellos que lograron, por múltiples vías, un cargo que les permite representar al pueblo y ser parte del grupo que conduce a todo un país.

Quienes ejercen estas actividades pueden tener un perfil político independiente, un perfil político miliciano o un perfil político conservador, entre otras opciones. Asimismo, resulta interesante destacar que el poder político puede ser ejercido bajo un régimen autoritario, una organización de carácter monárquico (que puede, a su vez, ser una monarquía constitucional, una monarquía absoluta o bien una monarquía semiconstitucional) o un sistema democrático, por enumerar algunas posibilidades. En otras palabras, puede decirse que el poder político puede llegar a obtenerse tras un proceso de votación, por uso de la fuerza o bien por línea sucesoria, todas alternativas que suponen el desarrollo de un mandato por tiempo determinado que, de ser posible, puede renovarse para extender así el periodo de gestión.

Otro dato a tener en cuenta es que el poder político puede sufrir variaciones durante un gobierno debido a que los funcionarios pueden acceder al poder de una forma determinada y cambiar sobre la marcha el ejercicio de la autoridad.