El concepto de oruga (vocablo que halla su origen en el latín urūca) tiene, según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), múltiples acepciones.
Si bien es común asociar el término en primer lugar a las larvas de los insectos que pertenecen a la familia de los lepidópteros (grupo donde aparecen las mariposas y las polillas, entre otros insectos), en la práctica también se define como oruga a una clase de planta que posee carácter anual y se enmarca en el grupo de las crucíferas. Este tipo de vegetación suele crecer cerca de áreas cultivadas y sus hojas son aprovechadas con frecuencia para condimentar comidas. La salsa que se logra al mezclar estas hojas con vinagre, miel y pedacitos de pan tostado también se ha bautizado como oruga.
Lejos de concluir aquí las acepciones atribuidas a esta palabra, hay que decir además que, para los mecánicos, la oruga es un sistema basado en un módulo encadenado que se sujeta a las llantas de los rodados de gran peso para permitir su desplazamiento por superficies irregulares.
Por otra parte, para terminar de conocer mejor todos los significados que posee la noción de oruga resulta interesante mencionar a la Oruga Azul (tal como se conoce a uno de los personajes que forma parte de “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”) y a la oruga de mar (una clase de planta muy popular en suelo europeo, en especial en áreas cercanas a la costa).