El cuero (término derivado del latín corĭum) es el pellejo que cubre la carne de los animales, aunque en Cuba este concepto también se utiliza para dar nombre a un instrumento musical de percusión y, en Puerto Rico y Costa Rica, para describir a una mujer fea y avejentada.
A nivel más genérico, se reconoce como cuero a la piel de ciertos organismos que ha sido curtida y preparada de distintos modos para utilizarla como material industrial. Como sabrán muchos de ustedes, con el cuero se pueden confeccionar calzados, prendas de vestir, accesorios y objetos decorativos, entre muchas otras piezas.
De utilizar los conocimientos personales y recordar ciertas expresiones (como cuero cabelludo, cuero crudo o cuero teñido), uno no tarda en apreciar los alcances de este vocablo ni en darse cuenta que existen múltiples clases de cueros.
Ya con sólo hacer foco en el tejido de los animales que se utiliza para la fabricación de distintos elementos, surge un amplio abanico de variedades. De querer conocer su diversidad en función de su procedencia, por ejemplo, se podrán identificar cueros bovinos, cuero de reptiles, cuero de cérvidos y cuero de porcinos, pero si se evalúa su tipo de curtido se hablará de cuero crudo, cuero vegetal o cuero curtido al cromo.
Cuero cocido, cuero engrasado y cuero teñido son otras alternativas que informan sobre la condición y las características de un cuero.
Cabe resaltar, por otra parte, que ‘cuero’ es un concepto presente en la mitología mapuche que hace referencia a un animal acuático que también se conoce con el nombre de cuero vivo o cuero del agua.