El acto de sonreír (capacidad para manifestar con los labios alegría o risa sin necesidad de emitir ruidos) genera como resultado una sonrisa. A partir de esta definición general, pueden reconocerse varios tipos de sonrisa, algunos de los cuales describiremos a continuación.
Quienes se encargaron, a lo largo de la Historia, de analizar las sonrisas de personas de todas las edades, han establecido diversas categorías para definirlas con precisión en función de cómo se desarrollen.
Así, entonces, indicaron que la “sonrisa de Duchenne” es aquella que nace de manera involuntaria frente a una emoción o estímulo auténtico y que involucra tanto a los músculos cercanos a la boca como al músculo orbicular próximo a los ojos.
Distinto es el caso de la llamada “sonrisa sardónica”, un gesto que se advierte en individuos que han sido envenenados con estricnina o que han contraído la enfermedad conocida como tétanos.
De buscar otras alternativas que permitan confirmar la existencia de numerosos tipos de sonrisas, tendremos la oportunidad de hacer foco en las particularidades de las sonrisas forzadas (las cuales aparecen en situaciones de nerviosismo o por la presión de resultar simpático frente a alguien), en las de la “sonrisa de Glasgow” (definición que identifica a una herida del rostro cuya cicatriz recuerda la apariencia de una sonrisa), en las de las sonrisas arcaicas (tal como se define al gesto que se observa en las esculturas griegas desarrolladas durante la época arcaica) y en las de las sonrisas profesionales (para dar una imagen cordial en el marco de una estrategia de negocios, cautivar al público, etc), entre otras.