Cuando dos o más personas se unen para llevar a cabo negocios o actividades comerciales de diversa índole, dan origen a una estructura que se suele definir como sociedad comercial o mercantil y en la cual se reconocen ciertos derechos mercantiles. En ella, dicen los expertos hay una personalidad jurídica específica y un objetivo lucrativo en común, compartido por todos aquellos que forman parte del proyecto, aunque en cada país en donde se constituyan pueden variar sus lineamientos generales y sus modos de ser consideradas en función de la regulación de cada nación.
En función de las características que prevalezcan en cada sociedad mercantil, estos entes se pueden enmarcar en categorías desarrolladas de acuerdo a criterios particulares, como sucede con las sociedades comerciales de capitales variables o de capitales sociales.
De tener en cuenta la forma en que ha sido conformada, entonces se hablará de sociedades de personas, sociedades de capital (también catalogadas como compañías anónimas) o bien de una sociedad de carácter mixto (conocidas asimismo como compañías de comandita). Cabe resaltar que, además de las mencionadas, hay una clasificación identificada con el nombre de compañía de responsabilidad limitada, la cual tiene la particularidad de garantizar las obligaciones de carácter social por medio de un capital de valor variable pero que siempre surge de aportes divididos entre los integrantes de la sociedad, quienes para ser considerados parte de ella asumen el pago de cuotas.
Claro que, según el país donde se las tenga en cuenta, pueden variar los nombres de cada grupo que englobe a las sociedades mercantiles y, sin embargo, ser equivalentes a otros de consideración extranjera.