En el vocablo en latín symmetrĭa (término que, a su vez, deriva de una expresión griega) se origina el concepto de simetría, una palabra presente en numerosos ámbitos y contextos.

Los expertos en Biología, por ejemplo, aprovechan la noción para describir la distribución exacta de órganos y/o diferentes partes propios de la estructura de un cierto ser vivo en relación a un eje, punto o plano central. De acuerdo a cada caso, determinarán si se trata de una asimetría (es decir, si la planta o animal no cumplen las reglas de la simetría), de una simetría radial o bien de una simetría bilateral.

Quienes se dedican a la Geometría, por su parte, hablan de simetría frente a casos en los cuales se advierte una justa disposición en la ubicación de puntos, piezas o fragmentos de una figura o un cuerpo respecto a un plano, eje o espacio céntrico.

Cuando se necesita, por razones de estudio o para aplicar conocimientos con fines prácticos, hacer foco en la simetría entendida desde la Geometría, se despliega un amplio listado de categorías que cataloga a este rasgo en función de las particularidades que presente en cada ocasión. Se pueden reconocer, entonces, las simetrías axiales (también conocidas como cilíndricas) y las centrales; las simetrías especulares (o reflectivas); las simetrías esféricas; las simetrías helicoidales; las simetrías antitraslacionales y las simetrías de rotorreflexión.

Al adaptar esta condición al área del Dibujo, en cambio, entran en juego las ideas de simetría de rotación, simetría de abatimiento, simetría de traslación, simetría bilateral y simetría de ampliación.