Los expertos en Biología aprovechan el concepto de simbiosis para describir a un tipo de interacción entre organismos de diversas especies que se caracteriza por generar entre los seres involucrados (definidos como simbiontes) un vínculo estrecho y duradero que, al menos a una de las partes, le genera un beneficio.
Quienes se dedican a analizar esta clase de asociaciones han aprendido a reconocer diferentes modalidades en torno a estas relaciones que se dan en distintos hábitats y con diversos protagonistas, que pueden ser tanto animales como vegetales.
Se habla, por ejemplo, de ectosimbiosis frente a casos en los cuales el simbionte reside fuera del cuerpo del ser vivo que cumple el rol de anfitrión, como ocurre con los piojos en múltiples especies de animales. La idea de endosimbiosis, en cambio, se reserva a situaciones más complejas donde el simbionte se localiza dentro de las células de quien lo hospeda o en el espacio que queda entre una y otra.
De profundizar en esta temática, es posible además identificar a las simbiosis obligatorias, a las simbiosis temporales, a las simbiosis de transmisión vertical (en las cuales se evidencia una transferencia directa por parte de los anfitriones a sus respectivos descendientes) y a las simbiosis de transmisión horizontal (se da cuando el simbionte surge de manera independiente a partir de condiciones específicas sin que entre en juego la herencia).
Cabe resaltar que, en función de cómo se desarrolle cada simbiosis y qué resultados se obtengan a partir de ella, se pueden aplicar otras clasificaciones para determinar así situaciones de parasitismo, de mutualismo o de comensalismo.