En muchos ámbitos, por diferentes razones y frente a numerosas situaciones, solemos apelar a la idea de seguro. Esta palabra, originada en el latín secūrus, refiere en primer lugar al hecho de que algo o alguien esté libre de cualquier riesgo, peligro, conflicto o daño pero no es su único significado.

El término, según se desprende de las definiciones teóricas, sirve también para indicar precisión, certeza, firmeza, confianza y seguridad, además de ser aprovechado para identificar a una licencia que habilita al desarrollo o ejecución de cierta actividad; para hacer alusión a un mecanismo que funciona como traba para evitar que un aparato o dispositivo se active por algún descuido (los coches, por ejemplo, tienen trabas o seguros para impedir que las puertas se abran) y, en el campo del Derecho, para reconocer a los contratos que cubren daños, dan indemnizaciones o garantizan el acceso a una determinada suma de dinero por inconvenientes previamente contemplados en el acuerdo.

Respecto a este último caso señalado, se puede hablar del sistema de Seguridad Social (a cargo de cada Estado para proteger y proporcionarle un cierto grado de bienestar a todos los ciudadanos) y de la opción de los seguros privados, que proponen una amplia gama de productos especialmente diseñados para cada necesidad. De buscar mayor información sobre estas cuestiones sin importar su carácter estatal o privado, se podrán conocer detalles vinculados a los seguros de vida, seguros de desempleo, seguros de automóviles, seguros contra todo riesgo, seguros contra incendios, seguros de viaje o a los seguros contra desastres naturales, por citar algunas de las alternativas que existen a nivel global.