Así como a la hora de recabar información sobre un tema en particular es posible hacer uso de diversas clases de preguntas, existen diferentes tipos de respuesta para esos interrogantes, tales como las respuestas simples, las complejas, las breves, las extensas, las respuestas retóricas, las respuestas creativas, las respuestas sarcásticas, las respuestas afirmativas y las negativas, entre otras.
Asimismo, este concepto puede entenderse como la reacción de algo o alguien frente a una provocación (“Se quedó sin respuesta al oir todo lo que tenía para decirle”, “Le hicimos trabajos de reanimación, pero no hubo respuesta alguna”, “No tuvo la respuesta que esperaba”) y, desde el plano de la Psicología, concebirse como el accionar del organismo tras recibir un determinado estímulo.
Además de esta variedad de respuestas, existen las respuestas inmunes (con las cuales un ser vivo logra enfrentar virus y bacterias y protegerse de enfermedades); las respuestas inflamatorias (proceso que puede desencadenarse en los tejidos conectivos que están vascularizados para lograr la destrucción del agente nocivo); las respuestas humorales tanto primarias como secundarias (reacciones de defensa frente a microorganismos extracelulares); las respuestas online (aquellas que se proporcionan y obtienen vía Web); las respuestas pseudocondicionadas (también conocidas como respuestas beta); las respuestas impulsivas (que pueden registrarse, por ejemplo, en un sistema de audio); las respuestas en frecuencia (parámetro que permite analizar las frecuencias que es capaz de grabar y/o reproducir un cierto equipo) y las respuestas sensoriales meridianas autónomas (RSMA), por citar algunas más a modo de referencia para comprobar el alcance del término.