Una pregunta es un recurso que le permite a cualquier individuo obtener determinada información. Al interrogar, ya sea de forma escrita u oral, se pretende reunir datos que se desconocen o poner a prueba los conocimientos de un determinado ser.

De acuerdo a la finalidad que posean, el ámbito donde se desarrollen y qué clase de respuestas pueden llegar a tener, las preguntas pueden ser encuadradas en distintos grupos.

Existen, por ejemplo, las preguntas de respuesta abierta o cerrada. Las primeras exigen un mayor nivel de elaboración por parte de quien responde (en el caso de los estudiantes, el profesor les pide que generen sus propias respuestas, justifiquen lo que han dicho con sus propias palabras, etc.), mientras que las segundas sólo dan lugar a una única posibilidad de respuesta (propio de propuestas como el Verdadero/Falso o los ejercicios de selección múltiple).

Claro que quienes utilizan las preguntas como método para recopilar información relevante a nivel profesional, comercial o social (con encuestas o cuestionarios referentes, por ejemplo, al nivel de consumo personal, costumbres o condiciones de vida, etc), no se limitan a establecer interrogantes de acuerdo al grado de libertad en la respuesta.

Así, entonces, surgen nuevas categorías que apuntan, entre otras cuestiones, al grado de premeditación de la respuesta (dando lugar a las preguntas de respuestas espontáneas o a las sugeridas) y al grado de información obtenida (generando preguntas introductorias o de contacto, preguntas filtro, preguntas de control, preguntas sobre comportamientos o conductas y preguntas de clasificación), por citar algunas variables a modo de ejemplo.