Los cuentos o textos no tan extensos donde se narra una situación, se definen como relatos. Esta palabra, con origen en el vocablo latino relātus, describe a la presentación detallada de un determinado episodio o suceso.

Estas estructuras que pueden ser desarrolladas por escrito o formularse por vía oral, señalan quienes se especializan en literatura y cuestiones narrativas, admiten la posibilidad de estar construidas en base a distintas clases de discursos.

Según las características que tenga cada relato, su extensión y la temática abordada en él es posible encuadrar cada esquema en una categoría en particular.

Si es breve, involucra a unos pocos personajes y su trama es medianamente simple, por ejemplo, se habla de relato corto, mientras que aquellas historias inspiradas en la figura y/o vivencias del rey Arturo suelen ser definidas como relatos artúricos. De ser narraciones atribuidas a un escritor que no las ha creado o bien ser escritos religiosos no incluidos en los libros sagrados, en cambio, se habla de relatos apócrifos.

Más allá de los mencionados líneas arriba, existen los relatos policiales, los relatos futbolísticos (elaborados durante el desarrollo de un partido, a medida que avanza el juego), los relatos de viaje, los relatos milesios, los relatos alegóricos, los relatos picarescos, los relatos corales y los relatos mitológicos, por citar otras variedades a modo de referencia.

De buscar artículos impresos o publicaciones que, a lo largo de la historia, se hayan editado bajo la denominación de ‘relato’, por otra parte, adquirirán relevancia propuestas como “Relato de un náufrago” (de Gabriel García Márquez), “Relatos santacrucinos” (de Julio Ramón Ribeyro) y “Relatos de lo inesperado” (de Roald Dahl), entre otros.