Una gran cantidad de viviendas particulares comparte con las prisiones el detalle de tener rejas. Estos elementos, que por lo general se fabrican con hierro y poseen una gran resistencia, suelen utilizarse con fines de seguridad, pero en la vida cotidiana también se aprovechan para otros fines.
Las rejas de protección, por ser objetos pensados para evitar que animales e individuos ingresen a un terreno sin autorización previa, suelen colocarse delante de las puertas de entrada a un hogar y en las ventanas que podrían llegar a ser vulneradas por delincuentes.
Las rejas de arado, en cambio, como su nombre lo indica son parte del arado y se destinan a quebrar y remover la tierra.
Distinto es el caso de las rejas que se emplean en obras sobre todo de carácter hidráulico ya que estas estructuras se reservan para la protección y aislamiento de maquinarias y equipos frágiles.
También es posible identificar una reja (llamada reja o rejilla supresora) al observar el interior de una válvula termoiónica y reconocer frente a todas las demás a la Reja de San Millán, tal el nombre que recibe un documento redactado cerca del año 1025 que apareció por primera vez en 1883 en el boletín de la Real Academia de la Historia.
El filme estadounidense conocido en español como Rejas Humanas (con dirección de Charles Vidor) y la localidad bonaerense de La Reja (situada en el partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires) son otros ejemplos que permiten comprobar la diversidad de significados que posee este concepto.