El acto de coser da como resultado una costura, que según las características que presente (materiales utilizados, diseño, técnica) se enmarca en diferentes categorías y permite crear, entre otros productos, pantalones, blusas, camisas y vestidos.
En primer lugar, es posible diferenciar entre dos grandes modalidades de trabajo: la de realizar costuras a máquina y la de las costuras hechas a mano.
La alta costura, por distinguir una posibilidad que enriquece al mundo de la moda, engloba a prendas de gran calidad confeccionadas a mano, en las cuales los detalles y medidas responden exclusivamente a las preferencias y necesidades de cada cliente.
Cuando las puntadas quedan disimuladas por estar “escondidas” y no son detectadas a simple vista, se las denomina costuras invisibles, mientras que si se superponen al menos dos materiales unidos con puntadas se habla de costuras superpuestas. Las costuras planas, asimismo, tienen la particularidad de empalmar o juntar los bordes evitando superponerlos como en la otra técnica.
La costura creativa, en tanto, invita a desarrollar manualidades diseñadas y terminadas por uno mismo, con costuras sencillas para lograr desde adornos hasta útiles (mochilas, cajas, morrales, estuches escolares, etc).
Distinto es el caso de la costura de libros, un proceso fundamental para la encuadernación de ejemplares. La costura artesanal, en este contexto, le otorga al producto una terminación única y delicada que le otorga un plus de originalidad al libro.
Los médicos, por su parte, al realizar una intervención quirúrgica se ven obligados a realizar suturas para cerrar las heridas. Este proceso se conoce como costura o punto quirúrgico.