El modo de proceder o actuar de algo o alguien frente a un estímulo se define como comportamiento. De acuerdo a las particularidades que presente la manera en la cual surge o se desarrolla el comportamiento, las circunstancias que rodeen a dicha reacción y qué o quién sea el generador de la acción es posible establecer diferentes categorías.
A grandes rasgos, podemos marcar como posibilidades fáciles de identificar a nivel general a los comportamientos voluntarios e involuntarios, a los comportamientos públicos y privados y a los comportamientos conscientes e inconscientes.
Cuando se analizan las conductas generadas dentro de un vínculo intraespecífico, es decir, entre seres de una misma especie, por otra parte, adquiere relevancia la idea de comportamiento social. Si dos o más animales se enfrentan y luchan, entonces se alude a la noción de comportamiento agonístico, donde a su vez aparecen situaciones de comportamientos defensivos y de comportamientos agresivos.
Si los involucrados son niños o personas más grandes que presentan rasgos típicos de la infancia, entonces se hace mención a la expresión “comportamiento infantil”. Cabe resaltar que tanto el comportamiento social como el comportamiento infantil están asociados a una clasificación mayor, el del comportamiento humano, donde también entran en juego las ideas de comportamiento sexual y comportamiento antisocial (por reacciones o conductas que perjudiquen o pongan en riesgo a la sociedad), entre otras.
Si examinamos las formas de proceder de las personas, tendremos la posibilidad de descubrir casos de comportamientos autodestructivos (evidenciados por agresiones de un ser a sí mismo, autolesiones, etc) y de comportamientos anticompetitivos o desleales, por mencionar dos posibilidades a modo de referencia.