Dentro del inmenso y maravilloso reino animal existen las especies consideradas por el ser humano como animales domésticos ya que se trata de ejemplares que han sido amansados a lo largo de la historia y están acostumbrados a la convivencia e interacción con el hombre.
A diferencia de las especies salvajes, quienes integran el conjunto de los animales domésticos no son reservados para el consumo ni mantenidos para beneficios comerciales del dueño, sino que sólo poseen fines terapéuticos y/o de acompañamiento, es decir, propósitos no lucrativos.
Como ejemplos de estos exponentes domésticos que también reciben el nombre de mascotas no sólo se pueden mencionar a los perros y a los gatos (las especies más populares a nivel mundial), sino que también es posible citar a los caballos, los hámsters, los hurones, los canarios, los loros, los gallos y gallinas, los peces, las iguanas y los conejos, entre otros.
Si bien existen muchas especies que pueden adoptarse como mascotas, hay que tener en cuenta que no todas las familias del reino pueden acostumbrarse a la convivencia con los humanos.
Además, quienes defienden los derechos de los animales se oponen al deseo de algunos de adquirir especies consideradas exóticas y trabajan para evitar que se adopten (o compren) ejemplares que estén en riesgo de extinción o tengan hábitats imposibles de reproducir a la perfección, tal como ocurre con las tortugas (tanto de tierra como de agua) y las aves en general, ya que la naturaleza las ha hecho libres y las jaulas recortan esa libertad.