El lugar o área terrestre donde, de manera natural, hay piezas arqueológicas o rocas, depósitos minerales y restos fosilizados, se conoce desde el ámbito de la Geología como yacimiento.
El material que predomina en cada terreno es clave a la hora de identificar a cada yacimiento. Si abunda el petróleo, por ejemplo, se lo cataloga como yacimiento petrolífero, mientras que si al excavar aparecen fósiles conservados sobre rocas se comienza a hablar de yacimiento paleontológico. De igual forma, una concentración importante de minerales en una misma zona da la pauta de estar frente a un yacimiento minero.
En algunos casos, como ocurre frente a un reservorio de petróleo, los expertos no se limitan a definirlo únicamente en referencia a las sustancias halladas, sino que profundizan sus estudios y hacen uso de subcategorías que aporten mayor información al respecto. Así, entonces, hablan de la existencia de un yacimiento primario si se trata de productos conservados en la misma estructura en la cual se formaron o bien lo definen como secundario si el petróleo u otros restos no surgieron en el lugar donde fueron descubiertos.
Cabe resaltar, por otra parte, que la noción no se aplica sólo a la Geología. Prueba de ello es la expresión “yacimiento de empleo”, la cual se utiliza de manera metafórica en determinadas ocasiones para hacer hincapié en un sector o rubro que podría llegar a generar a corto plazo una gran cantidad de empleo a raíz de factores como el crecimiento económico, el avance social o el progreso tecnológico.