El ámbito musical y el rubro gastronómico encuentran en los timbales un punto en común. Según la teoría, esta palabra con raíces griegas y latinas identifica tanto a un instrumento parecido al tambor como a una masa elaborada con harina que admite distintos rellenos.

Aquellos que desean lucirse como cocineros con este plato deben usar un molde que también se conoce como timbal. De no contar con ese elemento, una taza puede servir de reemplazo a la hora de preparar timbales de pollo, timbales de verdura, timbales de macarrones, timbales de arroz, timbales de pescado, timbales de calabaza o cualquier otra opción lograda a partir de la receta de los timbales de masa.

Independientemente de estos timbales comestibles, se pueden reconocer alternativas de percusión. De investigar qué propuestas aparecen para los músicos, podremos descubrir o recordar, por ejemplo, las particularidades de los timbales de concierto (un membranófono de tono grave que a su vez admite las variedades de timbales básicos y timbales mecánicos, que pueden ser a pedal o a cadena.

Los timbales latinos, por su parte, son tambores de formato cilíndrico y con un único parche, mientras que los timbales brasileños (también conocidos como timbales bahianos, muy utilizados para axé y samba) poseen apariencia cónica y pueden fabricarse con madera liviana o con metal.

Para aprender a tocar los timbales o saber cómo suenan sin necesidad de tener el instrumento, hoy en día es posible apelar a la tecnología y hacer música gracias a aplicaciones y sitios de Internet que ofrecen timbales virtuales.