En líneas generales, uno puede presentar al concepto de tentativa como sinónimo de intento o prueba pero si se investiga con mayor profundidad, entonces entrarán en juego alcances del plano del Derecho.
Lejos de las leyes, como se desprende de la vida cotidiana, pueden surgir expresiones como “Son ideas tentativas, todavía no definí cómo voy a hacer” o “Se trata de una hipótesis tentativa”.
En cambio, si buscamos rigurosidad, podremos consultar a un abogado para que él, como profesional, nos marque las diferencias entre los múltiples tipos de tentativa. A modo de orientación, desde este espacio estamos en condiciones de presentar como variedades a las tentativas idóneas y a las inidóneas (las cuales se distinguen por la presencia o ausencia de riesgo para el bien protegido, ya que a veces se advierte con anticipación que no se consumará el hecho delictivo porque los recursos resultan inadecuados para tal fin), así como a las tentativas acabadas y a las tentativas inacabadas.
Otras posibilidades que se tienen en cuenta en el ámbito de la Justicia: la tentativa simple y la tentativa calificada, además de la tentativa fracasada. Asimismo, sin necesidad de tener conocimientos previos de la materia para comprender las aplicaciones y alcances de esta figura, estamos en condiciones de mencionar clases de tentativas que a menudo adquieren relevancia por noticias de índole policial o jurídica, como ocurre con la tentativa de homicidio, la tentativa de robo, la tentativa de secuestro, la tentativa de suicidio y la tentativa de extorsión, entre otras opciones a las cuales se alude con frecuencia.