Apasionante es sumergirse en la Historia y descubrir, además de culturas, construcciones de diversas épocas y particularidades. Los edificios sagrados, en este marco, aparecen como testimonio de creencias, formas de vida, estilos arquitectónicos… Por esa razón, a continuación describiremos a modo de referencia múltiples variantes que desde otras épocas han invitado a la Humanidad a prestarle atención a los templos, aún cuando no profesemos la religión en cuestión o no seamos expertos en los pueblos que los edificaron.
En la Antigüedad, por ejemplo, no se construían de igual manera los santuarios: de ahí que sea posible diferenciar entre templos bajos y templos altos. De investigar un poco, se puede aprender sobre templos sumerios, templos egipcios, templos griegos, templos etruscos y templos romanos, entre otros.
Al expandir la búsqueda de información para tener mayores precisiones sobre estos espacios de fe, meditación y creencias varias, hallamos datos relevantes sobre los templos budistas (las edificaciones religiosas más relevantes del territorio japonés), los templos funerarios (próximos a las tumbas reales y se utilizaban, en el Antiguo Egipto, para rendir culto y realizar ofrendas a un faraón), los templos megalíticos de Malta (antiguas construcciones reservadas para la adoración a ciertos dioses), los templos luteranos, los templos cristianos y los templos ortodoxos, por agregar otras categorías que permiten apreciar el alcance de esta noción. También se advierte al repasar este listado que cada pueblo construye y utiliza el templo de una manera específica, acorde a los recursos de los cuales dispone, las creencias que tiene, los conocimientos que posee, su geografía y su economía.