El acto y consecuencia de tasar (es decir, de estipular de modo oficial el precio mínimo o máximo de algo) se define como tasa. Esta palabra (que suena parecido y hasta tiene una diferencia de una letra con taza pero no tiene similitudes con este término en materia de significado) también se aprovecha para describir el vínculo entre un par de magnitudes y, en Derecho, identifica a un tipo específico de tributo.

Se trata, como se advierte al repasar los usos prácticos de esta noción, de un concepto de múltiples aplicaciones. En suelo chileno, por mencionar un caso puntual, se hablaba en otros tiempos de la Tasa de Gamboa, la Tasa de Esquilache y la Tasa de Santillán, todas tasas que se aplicaban sobre los trabajos indígenas.

De buscar otras utilizaciones, entonces adquirirán relevancia las ideas de tasas de granos (focalizada en el control de precios); de tasa de fecundidad, tasa de fertilidad, tasa de natalidad y tasa de mortalidad (entre otras donde funciona como un coeficiente útil a nivel demográfico); tasa de interés, tasa de desempleo, tasa de cero riesgo, tasa de descuento, etc (en el plano económico); de tasa de supervivencia (dato que se maneja en el ámbito de la salud y se subdivide a su vez en las categorías de tasa de supervivencia actuarial o global a cinco años y de tasa de supervivencia específica o relativa a cinco años); de tasas de transferencia (expresión aprovechada por los expertos en Telecomunicaciones e Informática para hacer alusión a la velocidad en la cual se transfieren los datos en un sistema de transmisión digital) y de tasas de escurrimiento (propia del área de la Hidrología).