Se define como soplete a un elemento compuesto por un tubo que permite aplicar una llama y, por lo tanto, calor sobre superficies que se desean fundir o trabajar con acción de la temperatura. Más allá de identificar a una herramienta muy utilizada en el campo metalúrgico, tal como se desprende de la información volcada en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), esta palabra sirve también para identificar a la parte de la gaita gallega que se hincha por acción del aire.

De hacer foco únicamente en la interpretación de esta noción como instrumento de trabajo de gran antigüedad útil para pintar, soldar o cocinar, entre otras actividades, se podrán conocer numerosos tipos de sopletes.

En otros tiempos, eran comunes los sopletes de querosén, objetos que fueron reemplazándose con el paso del tiempo por otra clase de dispositivos, como los sopletes básicos con un depósito de combustible recargable. De acuerdo a los expertos, es posible distinguir además entre sopletes presurizados de combustible en estado líquido y sopletes autopresurizados de gas, aunque hay que tener en cuenta que, en la actualidad, no sólo la estructura del soplete varía sino también su marca, su tamaño, su diseño y su modo de uso.

Cabe resalta que, más allá de las opciones descriptas líneas arriba, es posible hallar asimismo, a escala internacional, alternativas como los sopletes neumáticos para realizar lavados a presión, los sopletes eléctricos, los sopletes gastronómicos (para flambear, caramelizar, etc) y los sopletes industriales, por mencionar otros a modo de referencia.