Quienes, en algún momento, practicaron buceo o conocen de manera muy general la actividad, saben de qué se trata el snorkel. Esta palabra, que aún no está incluida en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), admite varias interpretaciones e incluso refiere a distintas cuestiones, por eso resulta interesante reparar en ella y ampliar nuestros conocimientos a partir de las múltiples definiciones que admite.

El snorkel (que puede escribirse ‘esnórquel’ en su versión castellanizada) consiste en un tubo que permite el traspaso de aire u oxígeno para el funcionamiento de máquinas o bien para que alguien pueda respirar mientras, por ejemplo, explora el mar a gran profundidad o se sumerge en una pileta (hoy en día existen alternativas para toda edad y es usual que se consigan kits para niños compuestos por antiparras, patas de rana y snorkel).

A lo largo de la Historia, además, se fabricaron varios snorkel para submarinos (a fin de permitir la actividad de los motores diésel) y hasta se incluyeron snorkel en varios modelos de tanques preparados para vadeos profundos. También, como se advierte al investigar las aplicaciones y usos del vocablo, existe este producto como accesorio para vehículos preparados para excursiones de safari (al respecto, es fácil encontrar por ejemplo el snorkel para la parte externa de un jeep).

Cabe resaltar, por otra parte, que esta noción está vinculada al snorkeling, tal como se define a la actividad acuática que propone nadar cerca de la superficie con aletas y un tubo que permite la respiración en un entorno subacuático.