Los caminos, las sendas y los trayectos, por lo general, rurales, se definen como senderos. Esta palabra, derivada del vocablo latino semitarĭus, se aprovecha también para hacer alusión al medio, vía o procedimiento que permite arribar, en cualquier ámbito, al propósito o fin deseado.

Cabe resaltar que los senderos, al estar marcados y/o señalizados durante su recorrido, pueden ser transitados a pie o bien en bicicleta. Estos caminos, de estar homologados, son fundamentales para la práctica de la actividad conocida como senderismo.

A nivel mundial es posible hallar una amplia variedad de senderos, pero no todos son fáciles de reconocer a grandes rasgos. Por eso resulta interesante mencionar que, por ejemplo, en suelo español se acostumbra agruparlos, en función de sus particularidades, en las categorías de senderos de Gran Recorrido (extensiones de terreno que cubren más de cincuenta kilómetros de longitud), senderos de Pequeño Recorrido (caminos que no superan los cincuenta kilómetros de extensión) y senderos locales (vías fáciles de transitar que terminan antes de cubrir diez kilómetros).

Más allá de estos usos que se le da al concepto, es importante tener presentes otras aplicaciones que diversifican su significado y amplían su alcance, tal como ocurre a partir de expresiones como “Sendero Luminoso” (nombre que identifica a una agrupación terrorista con intenciones de instaurar el comunismo en Perú), “Sendero de lágrimas” (vinculado a la migración forzada que padecieron entre 1831 y 1838 los integrantes de las comunidades choctaw y cheroqui), “Sendero Azul” (premio concedido por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor) y “Senderos de traición” (título de uno de los trabajos discográficos de la banda española Héroes del Silencio), por citar algunas a modo de referencia.