El resultado de sedimentar algo, es decir, de depositar o formar sedimentos, se conoce como sedimentación. Estos procesos, que por lo general ocurren a raíz de la gravedad, están presentes tanto en los procedimientos de potabilización de agua como también a la hora de depurar aguas residuales.
De acuerdo al origen, las características y los efectos que tengan los sedimentos en un cierto territorio se puede hablar de distintas clases de sedimentación. A partir del viento, por ejemplo, surge la sedimentación eólica, mientras que en las plataformas continentales se suele advertir un gran desarrollo de las sedimentaciones organógenas. En los bordes precontinentales y en las áreas de llanura abisal, por otra parte, existe una sedimentación de tipo pelágico (generada por la acumulación de restos de organismos planctónicos) y otra de carácter detrítico (constituida por materiales que, como consecuencia de deslizamientos y otros fenómenos, se acopian en una misma zona).
Más allá de identificar categorías como las mencionadas líneas arriba, es posible hacer referencia a las sedimentaciones benéficas (en casos en los cuales se logran resultados positivos) y a las sedimentaciones perjudiciales (cuando dañan dispositivos o perjudican el normal funcionamiento de algo).
A modo de complemento para ayudarlos a tener más precisiones acerca de las sedimentaciones que tienen lugar en distintos puntos del planeta, podemos añadir las variantes de las sedimentaciones carbonatadas, las sedimentaciones propias de los arrecifes, las sedimentaciones profundas que tienen lugar en áreas marinas, las sedimentaciones glaciares, las sedimentaciones fluviales, las sedimentaciones provocadas por torrentes y las sedimentaciones lacustres.