A menudo, en diversos contextos, oímos o pronunciamos expresiones como “Rosca de Arquímedes”, “Se pasó de rosca”, “Clavo de rosca”, “Rosca de Pascua”, “Rosca de carne” o “Rosca métrica”. Ahora bien, ¿qué es, exactamente, una rosca?
Dice el diccionario de la Real Academia Española (RAE), que una rosca es un objeto redondeado semicerrado que reproduce la apariencia de un óvalo o círculo, así como también identifica a una especie de budín o bollo que se logra con diferentes ingredientes y que, si bien puede tener distintos tamaños, por lo general conserva un formato circular.
Por otra parte, los expertos en Arquitectura identifican como rosca a un bloque de material que sirve para formar un arco o tipo de bóveda. Para sumar diversidad a este concepto, cabe resaltar que, en territorio argentino, el término ‘rosca’ se suele aprovechar como sinónimo de pelea o riña.
Otras clases de roscas para sumar a las alternativas incluidas líneas arriba: rosca chonchina (alimento de la cocina tradicional del archipiélago chileno de Chiloé), rosca estadounidense cónica para tubos (normativa que se aplica en un ámbito técnico para tener un estándar de roscado propio de instalaciones hidráulicas), rosca Edison (tal como se conoce a la conexión de ajuste de las bombillas incandescentes), rosca de ternera (propuesta gastronómica española típica de la cocina de Madrid), roscas de paso grueso, roscas de paso fino, roscas de ocho hilos, roscas de paso extrafino, roscas para bicicletas y roscas de filetes trapesoidales, por citar algunas variantes más a modo de referencia.