Para restaurar algo, es decir, para arreglar o restablecer algo, es necesario desarrollar un proceso de restauración. Si uno consulta al diccionario de la Real Academia Española (RAE), podrá advertir que esta palabra con origen en el vocablo latino restauratĭo posee varios significados.

Más allá de hacer referencia al acto y consecuencia de restaurar, este término alude a la recuperación de un régimen político que, en una nación, había sido reemplazado por otro, a reponer a un representante en el trono tras el derrocamiento de una dinastía y a la labor de aquel que posee o administra un restaurante.

De profundizar al respecto y analizar la noción desde diversos planos, se podrá recordar las particularidades de la denominada Restauración Meiji que tuvo lugar en territorio japonés entre 1866 y 1869; saber que en República Dominicana hay un municipio bautizado como Restauración; rescatar del olvido a un largometraje del género dramático dirigido por Michael Hoffman que, en español, se dio a conocer como “Restauración” y aprender cómo se lleva a cabo el procedimiento definido como restauración ecológica.

Otras clases de restauración que diversifican al concepto: restauración de datos (en Informática), Restauración Absolutista en España, Restauración Inglesa (ciclo iniciado en Inglaterra en 1660 con la restauración de la monarquía después de la Revolución Inglesa), Restauracionismo (definición que abarca a un grupo de movimientos de espíritu religioso), Restauración Nacional (tal el nombre que identifica a un partido político de Perú) y restauración de obras de arte (para conservar piezas en buen estado y preservar un patrimonio de carácter cultural).