En diversos ámbitos y por múltiples razones pueden llevarse a cabo registros de contenidos específicos según sea lo que se busque registrar. Como cada registro tiene sus particularidades, después de haber hecho referencia a los registros lingüísticos, desde este espacio retomaremos la temática para describir otra clase de registros: los denominados contables.
Los registros contables, señalan los expertos en Economía y Finanzas, son herramientas que se confeccionan a partir de datos sobre ingresos y gastos de dinero, fichas con información financiera, libros de contabilidad, etc. y que resultan útiles a la hora de llevar un control sobre los movimientos financieros de, por ejemplo, una empresa.
Si uno profundiza sus conocimientos al respecto y busca información concreta sobre estos instrumentos, no tardará en descubrir que los registros contables se segmentan en diferentes subcategorías. Prueba de ello es la existencia de los registros de comprobantes, los registros de nómina, los registros de cheques y los registros de devoluciones y rebajas, entre otros.
Cabe resaltar además que los registros plasmados en el Libro Diario suelen definirse como asientos contables y pueden clasificarse, en función de sus características, como asientos de apertura (realizados para dar por iniciado el proceso de registro); asientos de ejercicio (se utilizan para reflejar todas las actividades financieras de la compañía); asientos de ajuste; asientos de cierre; asientos de reapertura; asientos simples (basados en los movimientos de un par de cuentas, una que se carga y otra referente a lo que se abona) o como asientos dobles (en los cuales figuran más de dos cuentas).