Un registro, dice la teoría avalada por la Real Academia Española (RAE), es el resultado que se obtiene al registrar algo (“Tengo un registro de llamadas entrantes”, “Llevo un registro de todas las consultas efectuadas en el último mes”), pero también identifica al sitio desde el cual es posible registrar o visualizar algo (“Desde aquí tengo un registro amplio de la situación”).

De profundizar en las aplicaciones de este término, también se podrá determinar que registro es el nombre de una pieza incluida en relojes y diversas maquinarias; la forma en que se designa a cada asiento o dato ingresado en una planilla; cada división de la escala musical y las entradas vinculadas entre sí que conforman, a nivel informático, una unidad informativa dentro de una base de datos, por citar otras opciones.

Como se puede apreciar, no existe una única clase de registros. Por esa razón, a continuación incluiremos algunas alternativas que demuestran la diversidad de uso de esta noción que halla su origen en el vocablo latino regestum.

El registro civil, por ejemplo, es la institución en la cual se deja constancia frente a las autoridades de que alguien ha nacido, que una pareja ha contraido matrimonio o que una persona ha fallecido.

Asimismo, hay registros de actos de última voluntad, registros de propiedad (ya sea en materia de inmuebles o a nivel industrial como así también de raíz intelectual), registros de armas, registros de conducir, registros electrónicos, registros mercantiles, registros lingüísticos y registros de temperaturas, por mencionar otras opciones.