El diccionario de la Real Academia Española (RAE) le atribuye numerosos significados al concepto de pectoral. Gracias a esa información se puede saber (o recordar, en caso de haberlo estudiado alguna vez), por ejemplo, que en otros tiempos había culturas en las cuales los pectorales eran adornos que ciertos jerarcas llevaban colgados del cuello sobre la zona delantera, así como también es posible aprender que en la ley antigua esta palabra refería al racional del sumo sacerdote.
Ciertos guerreros, según se cuenta además, llevaban pectorales de bronce que podían ser tanto cuadrangulares como circulares y a veces se unían con anillas extendiendo el diseño. El Pectoral de Aguilar de Anguita, por indicar un caso específico, es uno de estos objetos que está relacionado con la cultura celtibérica.
Más allá de las diversas interpretaciones, que incluso llevan a hacer foco en la cruz llevada por los obispos y otras autoridades (la cual puede ser pontifical o sencilla) y en las aletas pectorales que los vertebrados terrestres poseen detrás de la cabeza, es posible determinar que, en todos los casos, este término está vinculado al pecho.
De hacer foco en los músculos humanos, entonces podemos distinguir entre músculo pectoral mayor (de características planas, situado en la parte superior del tórax) y músculo pectoral menor (también aplanado pero delgado y triangular, ubicado debajo de la otra estructura muscular pectoral). Cabe destacar que, con un ejercicio físico constante y adecuado que haga trabajar esta zona del cuerpo, es posible convertir los pectorales flácidos en pectorales musculosos y fuertes.