Para el concepto de núcleo (derivado del latín nuclĕus), la Real Academia Española reconoce múltiples acepciones. Según esta respetada entidad, este vocablo puede ser entendido tanto como la almendra de los frutos que poseen cáscara dura como así también como el elemento primordial al que se le suman otros para constituir un todo.
Además, puede ser presentado como el punto central de algo material o inmaterial; el grupo de personas con intereses o características comunes; un conjunto de viviendas; el orgánulo celular que se encuentra delimitado por una membrana y la parte central del átomo (compuesta por protones y neutrones, además de tener una carga eléctrica positiva). Asimismo, es posible atribuirle un sentido sintáctico desde el plano de la lingüística y un significado vinculado a la fonética que da lugar a la expresión de núcleo silábico (la cual hace referencia al elemento más perceptible, abierto y sonoro de una sílaba).
Como se puede advertir al leer los párrafos anteriores, existen numerosas variantes para hacer uso de este vocablo y para cada una de sus aplicaciones hay una definición y clasificación particular. En base a ello, entonces, se pueden mencionar a grandes rasgos tipos concretos de núcleos que permitan reflejar la amplitud de su significado, tal como se logra al citar a los núcleos celulares, al núcleo de un sistema operativo, al núcleo atómico, al núcleo de la Tierra, al núcleo lítico, a los núcleos urbanos y a los núcleos asociados a nucleros, es decir, al lugar donde se dará inicio a una colmena.